Ser fiel en lo poco, para ser fiel en lo mucho

Reflexión de la Palabra

Lc 16, 9-15 (Sab-11’Nov)

La lectura del Evangelio del día de hoy, presenta una dificultad que mencionan algunos teólogos al tratar el mismo, este capítulo 16 es uno de los más lidiados y disertados, por la confusión que pareciera dar a muchos. Pero vamos a discernir este poco a poco.

Al inicio, al dirigirse Jesús a los discípulos dice: “Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo”. A esta primera parte, es claro en mencionar, que en lo que refiere a lo temporal normalmente está lleno de injusticias, de acciones que esclavizan al hombre, y llevan a este a la idolatría del poder que da este en diferentes ámbitos de la sociedad. Es decir, que ganarse amigos en el cielo, se refiere a ganar lo trascendente, aquello que está más allá de este mundo.

Entonces, al ser fiel en las cosas pequeñas que son las del mundo, en lo que realizamos día a día, en relación con nuestros hermanos, entonces en efecto, seremos fieles en las cosas que trascienden este mundo, es decir, a las eternas. Lo que es decir también, que si no somos fieles administradores del dinero que en lo normal está lleno de injusticias porque es usado para lo malo, como lo seremos de los bienes verdaderos, que son los del cielo, esa que será nuestra realidad definitiva. Pon tanto, se trata de ser fieles, buenos, con los bienes que normalmente se usan mal, de hacer del dinero un buen uso, para que estas fructifiquen para la eternidad, compartiendo lo bienes de abajo con aquellos que algún día nos recibirán en el cielo.

Pues bien, no servir al dinero es no hacerse con este para lo malo, un lucro que solo lleva a un beneficio personal, como lo único importante a realizar. Si lo hacemos bien, entonces estaremos sirviendo a Dios, aunque tengamos que ser administradores de bienes temporales. No amaras el dinero, pero lo usaras para glorificar a Dios ayudando a tu prójimo. De esta forma podremos disfrutar de los bienes verdaderos, en el cielo, en la eternidad. Que san Martín de Tours, sea nuestro intercesor en este cielo del cual queremos ser merecidos administradores. Amén.