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El Mal: Episodio N°7

Actualizado: 26 ago 2021

Dios-Padre, Dios-Hijo y el Mal.


El mal para Dios, no supone una fuerza tal, como ya se ha explicado en episodios anteriores, sea el Sumo Mal, aquello que le es igual, y donde presenta una feroz lucha entre divinidades, entre principios y causas. De ninguna manera, el mal no representa para Dios rival alguno, sin duda lo detesta, y condena el mal en el hombre, pero no es contrincante, para Dios no hay nada que se acerque a su poder. Ahora bien, ante la pregunta: ¿Dios permite el mal? La respuesta es si, y ya veremos por qué lo hace, y de que manera lo permite.


"Un día en que los hijos de Dios fueron a presentarse ante Yahvé, apareció también entre ellos el Satán: '¿De dónde vienes?'. El Satán respondió: 'De dar vueltas por la tierra y pasearme por ella'" (Job 1,6-7). En las Sagradas Escrituras, es clara la presencia del demonio en ella, y de su actuar en la vida del hombre, al decir Satán que estaba paseando por la tierra, nos dice, que hacía su trabajo, el de tentar al hombre, y Dios ante lo dicho, no le elimina, o destruye; solo inicia un diálogo en torno a su siervo Job, en quien se complace, pero, del cual ya sabemos, le es dado permiso a Satán para tentarlo en el hecho de negarlo. No es que Satán es amigo de Dios, le odia profundamente, es solo que Dios en sus divinos propósitos, permite que el demonio actúe, tentando al hombre para probarle en la fe.

En este pasaje se nota que Dios recibe o concede audiencia en días determinados, como lo hacen los monarcas. Sobre la expresión "hijos de Dios" ver Job 2,1; 38,7; Gen 6,1-4; Sal 29,1; 82,1; 89,7. Se trata de seres superiores al hombre, que forman la corte de Yahvé y su consejo. Se identifica con los ángeles; los Setenta traducen: "los ángeles de Dios", ver Tb 5,4 ss. (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 857)

Y es allí, donde el demonio aprovecha, seguramente con la presencia de los hijos de Dios, para exponer sus argumentos del porque Job era un siervo fiel, y de esta manera obtener permiso para acediarlo.



Para ayudar en el hecho de entender a que me refiero con un nombre u otro; y como les voy a usar con frecuencia, daré el origen de las mismas, citando al Padre José Antonio Fortea (Exorcista). Una de estas estas palabras es Satán.

La palabra “diablo” (...) sinónimo de Satán, y, por tanto, como nombre propio; a diferencia de la palabra genérica “demonio” que la uso en singular y plural. También uso como sinónimos de Diablo los nombres de las Escrituras tales como Belial o Belcebú, así como el extrabíblico de Lucífer. Podríamos discutir largamente si Belial o Belcebú son nombres propios de demonios concretos, pero yo los uso como sinónimos de Satán, a diferencia de otros nombres como Abbadón, Asmodeo, etc. que sí que corresponden a demonios distintos de Satanás. (Fortea, 2109, p. 3)

Por lo tanto, si hay una diferencia entre algunos nombres y otros, pero la cantidad de sinónimos en relación a Satán es amplia; pero la cita ayudará a aclarar la distinción entre una palabra y otra.



"Lávame a fondo de mi culpa, purifícame de mi pecado. Pues yo reconozco mi delito, mi pecado está siempre ante mí; contra tí, contra tí solo pequé, lo malo a tus ojos cometí (...)" (Sal 51,4-6). El hombre sabe de su pecado, cuando lo malo por la elección hecha llega a la culpa (mal de culpa); y de esta forma en el arrepentimiento se acerca a Dios con propósito de enmienda, se confiesa (Sacramento de la Reconciliación) y obtiene la gracia, el perdón de su culpa, lava a fondo su mala elección, que por su voluntad llevó a cabo. "Salmo penitencial. Totalmente puro e íntegro, Dios, al perdonar, manifiesta su poder sobre el mal y su victoria sobre el pecado" (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, pp. 724-725). Dios es quien perdona, por medio del sacramento de la reconciliación, quedas libre de culpa, unido al propósito de enmienda de no volver a pecar.


"El malvado paga por el justo y el traidor por el honrado" (Pr 21,18). Para sumar a una más acertada explicación, citaré los que dice el teólogo de este pasaje de la Biblia: "Este proverbio parece suponer que necesariamente hay una cierta dosis de infortunio en el universo. Pero Yahvé, en su justicia, protege a los justos de este infortunio y entrega a él a los malvados" (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 938) . Con ello, vemos que Dios tiene una participación evidente de su actuar en la vida del hombre, en este caso el malvado paga por lo malo en el infortunio del justo, esto es el mal de pena, de cual Dios, es el autor.



"Sucumbirá quien no tiene el alma recta, más el justo por su fidelidad vivirá" (Ha 2,4). La rectitud viene de cumplir con la regla, la negación es tener la tentación de abandonar la norma, aún en ese momento no se ha pecado, pero, un segundo después lo es, es decir, se pretende hacerlo (es negación) accionas, haz pecado.

Esta sentencia en Habacuc 2,4 formulada en términos universales, ver Is 3,10-11 expresa el contenido de la visión. La "fidelidad" (ver Os 2,22; Jr 5,1.3; 7,28; 9,2;) a Dios, es decir, a su palabra a su voluntad, caracteriza al "justo" y le garantiza aquí abajo la seguridad y la vida (ver Is 33,6; Sal 37,3; Pr 10,25). El impío, que carece de esta "rectitud", va hacia la perdición (...). En el texto de los LXX, donde "fidelidad" se convierte en "fe", San Pablo leerá la doctrina de la justificación por la fe. (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1374)

Dios, es la base de lo moral, serle fiel es ser recto a la norma que es Él, y ser fiel significa cumplir sus mandamientos y preceptos, significa no cometer el mal de culpa, no conducirse hacia lo malo. Pues aunque, como ya he mencionado, el hombre es libre, posee inteligencia y voluntad, para hacer lo que quiera, esto es, elegir lo que desee, aún así, no se trata de nuestra voluntad, se trata de la voluntad de Dios y sus propósitos. Jesús en el huerto, queriendo no hacer lo que se le avecinaba, aún así, pronunció "Hagase tu voluntad", esto es, doblegar nuestra propia voluntad a los designios del Padre.



"Me respondió: 'Van a edificarle una casa en el país de Senaar, y cuando esté a punto será colocada allí sobre su base" (Za 5,11). Para esclarecer de mejor manera lo citado en la Biblia, daré de forma seguida el discernimiento del teólogo en la Biblia de Jerusalén que dice:

La Tierra Santa, en la época de la salvación, que verá desembarazada de la Maldad (el desprecio de Dios, personificado). La Maldad llega a ser una falsa divinidad a la que se erige un templo en Senaar (Babilonia), centro simbólico del mundo pagano. (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1388)

Por lo tanto, se llegará el tiempo, usted mismo discierna sino es este ese tiempo, en que el hombre creará al SuperHombre que rige su propio destino, sin necesidad de Dios, o el tiempo en que el hombre dará a lo malo una falsa esencia, diciendo que existe como ser, que es el Sumo Mal, contraria y de igual poder que el Sumo Bien, será el desprecio de Dios.



"Vosotros cansáis a Yahvé con vuestras palabras. -Decís: ¿En qué le cansamos? -Cuando afirmáis: Yahvé aprueba al que hace el mal, lo acepta complacido; o también: ¿Dónde está el Dios del justo? (Ml 2,17). "Esta cita se refiere, sobre el escándalo que producía la prosperidad de los malos, en la perspectiva de la retribución terrestre, veáse Job, los Sal 37 y 73, y la introducción a los libros sapienciales" (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1398).


El versículo de Malaquías, muestra el descontento, que muchos también en nuestro tiempo señalan con Dios, por el hecho de que los malos e injustos son los que prosperan en los bienes terrenales, son los que poseen, y dominan con el dinero, y en los puestos gubernamentales de importancia. Como dice Job 21,7: "Por qué siguen vivos los malvados, que envejecen y aumenta su poder?". Ante el hombre malo que prospera el justo se deprime, pues ve que Dios no hace nada, y que el injusto retoza en la abundancia. Pero, lo peor sería que el justo cambie su camino imitando al malvado, siguiendo lo malo para así querer obtener riquezas, pues de esta forma no sabría que estaría perdiendo los tesoros en el cielo.



"Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella" (Mt 16,18). Es muy interesante, el asunto de que Jesús también mencione lo malo y su lugar de poder, al Hades (El Infierno), pero donde afirma que su dominio no podrá con la Iglesia Santa Católica, Apostólica y Romana, asegurando para ella una defensa especial, contra las fuerzas de lo malo; a mi parecer es simplemente la restricción clara al demonio de su actuar en cuanto a ella.


"La palabra “hades” era el nombre que los griegos daban a la región subterránea y oscura donde habitaban, penando, las almas. Hades era el dios del inframundo. La región que era su dominio era el reino de Hades" (Fortea, 2109, p. 2).

Sobre el Hades (en hebreo el šeol), designación de la mansión de los muertos, ver Nm 16,33 ss. Aquí sus "puertas" personificadas evocan las potencias del Mal que, tras haber arrastrado a los hombres a la muerte del pecado, los encadenan definitivamente en la muerte eterna. A imitación de su Maestro, muerto, "descendido a los infiernos", 1P 3,19 ss, y resucitado, Hch 2,27.31, la misión de la Iglesia será la de arrancar a los elegidos al imperio de la muerte, temporal y sobre todo eterna, para hacerles entrar en el Reino de los Cielos, ver Col 1,13; 1Co 15,26; Ap 6,8; 20,13. (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1398)

Aunque en la explicación del teólogo de la Biblia de Jerusalén, es bastante buena quiero adherir a la misma el concepto que usa el Padre José Antonio Fortea, en relación a esta, en su libro "Las Leyes del Infierno", a continuación:

Infierno viene de inferis, es un adjetivo que se refiere a “lugares inferiores”. Aclaro, desde el principio, que uso esta palabra para significar la condenación eterna de hombres o demonios, aquella que ni tiene ni puede tener fin. La condenación sería algo personal. El infierno sería la suma de todos los condenados. (Fortea, 2019, p. 3)

Es misión de la Iglesia Evangelizar, a tiempo y destiempo, para arrancar de la mano de lo malo, a los hijos de Dios, quitarlos de la oportunidad de pecar, para que permanezcan en el Reino de su Hijo querido, por quien recibimos la acción redentora, llevarlos al Reino de los Cielos, para hacerles ver el bien, y conducirlos a la plenitud de vida que nos da el Padre.



"Jesús les habló otra vez; les dijo:

'Yo soy la luz del mundo; la persona que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida'" (Jn 8,12). Jesús es Yahvé entre su pueblo, él es el Unigénito del Padre, en él resplandece la gloria del Hijo de Dios. Siendo la luz, es la verdad que guía hacia lo bueno, hacia la plenitud del ser, y por tanto, es Dios mismo diciéndonos que hacer para lograr la Vida Eterna.

El tema de la luz se desarrolla en el Nuevo Testamento siguiendo tres líneas principales, más o menos distintas. 1) Así como el sol ilumina el camino, así es la "luz" todo el que ilumina el camino hacia Dios: antes la Ley, la Sabiduría y la Palabra de Dios, Qo 2,13; Pr 4,18-19: 6,23; Sal 119; 105; ahora Cristo, Jn 1,9; 9,1-39: 12,35; 1Jn 2,8-11; ver Mt 17,2; 2Co 4,6 comparable a la nube luminosa del Éxodo, Jn 8,12; ver Ex 13,21ss; Sb 18,3ss; y finalmente, cualquier cristiano que manifiesta a Dios a los ojos del mundo, Mt 5,14-16; Lc 8,16; Rm 2,19; Flp 2,15; Ap 21,24). La luz es símbolo de la vida, la felicidad y la alegría; las tinieblas símbolo de la muerte, la desgracia y las lágrimas, Jb 30,26; Is 45,7; ver Sal 17,15ss; a las tinieblas del cautiverio se contrapone, pues, la luz de la liberación y de la salvación mesiánica, Is 8,22 - 9,1; Mt 4,16; Lc 1,79; Rm 13,11-12, que alcanza incluso a las naciones paganas, Lc 2,32; Hch 13,47, por Cristo Luz, Jn (textos arriba citados); Ef 5,14, para consumirse en el Reino de los Cielos, Mt 8,12; 22,13; 25,30; Ap 22,5; ver 21,3-4.3 3) El dualismo "luz-tinieblas", viene a caracterizar los dos mundos opuestos del Bien y del Mal (ver los textos esenios de Qumrán). De este modo, en el Nuevo Testamento aparecen dos "imperios", bajo la dominación respectiva de Cristo y de Satán, 2Co 6,14-15; Col 1,12-13; Hch 26,18; 1P 2,9, tratando uno de vencer al otro, Lc 22,53; Jn 13,27-30. Los hombres se dividen en "hijos de luz" e "hijos de tinieblas", Lc 16,8; 1Ts 5,4-5; Ef 5,7-8; Jn 12,36, según que vivan bajo la influencia de la luz (Cristo) o de las tinieblas (Satán), Mt 6,23; 1Ts 5,4ss; 1Jn1,6-7; 2,9-10, y se les reconoce por sus obras, Rm 13,12-14; Ef 5,8-11. Esta separación (juicio) entre los hombres se ha manifestado con la venida de la Luz, que obliga a cada cual a pronunciarse en pro o en contra de ella, Jn 3,19-21; 7,7; 9,39; 12,46; ver Ef 5,12-13. La perspectiva es optimista: un día, las tinieblas deberán desaparecer ante la luz, Jn 1,5; 1Jn 2,8; Rm 13,12. (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1558)

Lo expuesto, se da de forma cristalina, el bien es lo existente, y el mal inevitablemente desaparecerá ante la luz. Lo bueno y lo malo, se dan como contrarios, como ya se explico en pasados episodios en lo moral, en lo temporal, el género del bien y el género del mal. Pero, en lo metafísico, como bien sabemos el mal se da accidentalmente, no tiene naturaleza, ni ser, ni es una cosa. El mal sin duda, va a desaparecer, porque no es; quien lo acoje ahora, es el mismo bien, y el agente que por su libertad elige lo malo, dándose el mal de culpa, pero, en su momento, ya no lo hará, y el mal, se desvanecerá.



Quien comete el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio, y el Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo. En esto sabremos que somos de la verdad, y tendremos nuestra conciencia tranquila ante él". (1Jn 3,8.19)

Con esta cita, se mencionan puntos muy importantes a esclarecer. Cuando se menciona que quien comete pecado es del diablo, con ello, no se refiere a que el diablo es el Sumo Mal, sino que, es partícipe de lo que el diablo hace desde el principio, es quien inaugura siendo un Ángel lo malo. Ahora bien, el Hijo de Dios hecho hombre, es quien deshace los planes del diablo con la verdad; es quien da al hombre la opción por lo bueno, y por lo tanto, a la vida.

A las expresiones : ser de Dios, de la verdad, hijos de Dios, que significan que el cristiano vive bajo el influjo de Dios que en él permanece, se oponen las expresiones: ser del diablo, del Maligno, del mundo, hijos del diablo, para designar a todos los que viven bajo el influjo perverso de Satanás y se dejan "extraviar" por él. A la verdad se le da un sentido muy amplio que abarcan fe y amor. Son "de la verdad" los que creen, los que aman. (Teólogo en la Biblia de Jerusalén, 2009, p. 1801-1802)

Por lo tanto, todo aquel que sigue el camino, la verdad y la vida que es Cristo Jesús, es partícipe del amor, esta bajo su influjo. En lo referido, es donde se establecen las posturas del bien y del mal, es simple, sigues lo bueno o a lo malo. Seguir lo bueno, significa seguir aquello, por cual todo fue creado; todas las cosas fueron hechas buenas, propias de un ser que en esencia es el Bien Absoluto. Por lo cual, seguir lo malo, es adherirse a la voluntad desordenada, que desde el principio eligió seguir el camino de lo malo, decidió odiar a Dios, alejándose de su luz, que es la verdad; este es el diablo, en lo que es, por lo tanto, ser hijo de aquel que inauguro el pecado; y estar bajo el influjo perverso de Satanás.

Les siguió un tercer ángel, que decía con voz potente: "Si alguno adora a la Bestia y a su imagen, y acepta la marca en su frente o en su mano, tendrá que beber también del vino del furor de Dios, que está preparado, puro, en la copa de su ira. Será atormentado con fuego y azufre, en presencia de los santos ángeles y del Cordero". (Ap 14,9-10)

Doy continuación, al comentario del teólogo de la Biblia de Jerusalén:

El "vino del furor" es una imagen corriente en los profetas, Is 51,17ss, de la ira divina conminada a los idólatras. El lago de fuego y azufre encendido es el lugar de castigo de los impíos y el descanso que espera a los fieles, desde su muerte. (2009, p. 1831)

Por consiguiente, todo aquel que asuma, seguir lo malo (al Maligno) deberá saber lo que le espera como consecuencia de su pecado, de una elección movida por su voluntad hacia lo malo. Es el Mal de Pena, que hace justicia por el Mal de Culpa que ejecuta el agente. Quien elija al Diablo, quien elija ser su hijo, "morirá", por la elección del Mal.



Hemos realizado una travesía, desde el Antiguo Testamento, al Nuevo Testamento, donde con las citas bíblicas leídas, hemos vislumbrando la relación de Dios con el Mal, su posición con lo malo, con el maligno, que es Satán, representante desde el principio como dicen las Sagradas Escrituras de la Maldad; y claramente nos damos cuenta de que Dios detesta el mal, se opone a él totalmente. Pero, es importante acotar lo siguiente; Dios no quiere el mal, pero lo permite ¿Por qué? Sencillo, tiene un propósito para ello, y este es que por medio del mal salen a relucir en el hombre virtudes que de ningún otro modo surgirían, para así, lograr los grados de bondad, que llevan a la plenitud. Pero, de esto ya he escrito en los anteriores episodios.


Dios ama la vida, no a la muerte, porque Él es vida, y quiere que todos sus hijos encuentren vida en él. Y siendo el hombre, imagen y semejanza de quien le creó, la idea es que seamos como nuestro Padre en los cielos, que es misericordioso, santo, bueno, fiel, bondad, mansos y humildes de corazón. En nuestra travesía por la Biblia, de Yahvé en el Antiguo Testamento, pasamos a la presencia de Jesús en el Nuevo Testamento, y la instauración del Reino de Dios y su Justicia.


Jesús de Nazaret, nos muestra una dura batalla contra los poderes del mal, que van desde curar enfermedades, liberar a los endemoniados, exponer lo malo en el mundo, las injusticias y las cargas que agotaban con las leyes a las personas; pero sobre todo, buscaba la conversión del pecador, el arrepentimiento y la sincera búsqueda de Dios en el recto proceder.



Jesús, quiere que nosotros seamos luz del mundo, quiere que nos alejemos de lo malo, y nos llenemos de fe, de verdadera fe, que transforma y vivifica, que hace lo imposible, y crea en nuestro interior al Dios que nos ama desde el principio, quiere caridad, que nos amemos los unos a los otros.


El Maestro, nos enseña, nos indica el camino a seguir, que es él mismo, puesto que él, es el camino la verdad y la vida. Pero, en sus enseñanzas, en sus parábolas, nos da lo hermoso de la creación, de lo bueno, de Dios-Padre, amoroso, misericordioso, acogedor y siempre dispuesto, nos habla de la amabilidad, de la compasión, de la piedad, nos enseña las virtudes que llevan a la plenitud. Aún así, también nos muestra lo duro que es la otra cara de la moneda, la maldad y sus consecuencias, como cuando le dice a la pecadora, no vuelvas a pecar, no te vaya a suceder algo peor; sabe lo difícil que es enfrentarse al mal que lleva a la muerte, y nos muestra esta dura realidad, que él mismo sufrió en la Cruz; donde él también tiene que pasar por el desprecio, por la burla, el olvido, la persecución, la tortura, el rechazo. Jesús nos muestra que el sufrimiento, y lo malo, son partes de nuestra vida, pero que la respuesta no debe ser unirse al mal, sino siempre responder con el bien, responder con amor.


A la Madre Teresa de Calcuta en una oportunidad, consiguió a un niño en la calle que tenía mucha hambre, y se fue con el niño a una panadería, estando en la panadería, le dice a la persona encargada: Por favor, podría darle un pedazo de pan a este niño. Ante la mirada, airada y repugnante del panadero, escupe sobre el rostro de la Santa, a lo que la Madre responde, gracias por eso para mí, pero podría darle un pedazo de pan al niño por favor. Con la actitud de la Madre Teresa, nos enseña que no debemos disponer de la misma actitud de quien nos agrede, que sería asumir su mismo nivel, sino, que a pesar de lo sucedido, podamos responder con amor.


Jesús, nos enseña que a pesar de los atropellos, ante la absurda y negativa acción de algunos, debemos responder con caridad, ante la más profunda deshumanización del hombre, por su elección de acoger lo malo, y de desgarrar con esto lo bueno que son, porque con lo malo degradan el bien en ellos, y mutilan el ser dado. Dios ama al pecador, no a él pecado, como mencioné al inicio, Dios aborrece la maldad y rechaza al hombre que le acoge como hijo de las tinieblas. Pero, aún así, sigue ofreciendo vida a sus hijos, enviando gracias divinas de arrepentimiento; para que igual como a Zaqueo, María Magdalena, Mateo, la mujer adúltera, el hijo pródigo, los sane, les devuelva la dignidad de hijos de Dios.



Es muy posible, que aún nos perturbe el hecho de que el mal, se haga presente, y que su presencia en nosotros y las cosas haga daño; es difícil establecer a un Dios Benévolo y a un mundo inundado por lo malo. Ahora bien, el Obispo Auxiliar de los Ángeles Mons. Robert Barron nos dice:

Para la fe cristiana, la única resolución adecuada a este dilema, es la que Dios mismo lleva a cabo en la Cruz de Jesucristo. En esa Cruz, la oscuridad, de la condición humana, se enfrenta al amor Divino; y se transfigura en vida. En esa Cruz, Dios llevó a los límites en el abandono por Dios, y convirtió a la muerte misma, en un lugar de esperanza. (2000, Video: Serie Catolicismo)

Jesús, de forma inesperada nos muestra, que su arma en la lucha contra el mal, es el amor, y nos da la esperanza de una vida nueva con la Resurrección. Es resucitar para acabar con la muerte, como él lo hizo, y gozar del triunfo sobre lo malo; para así, contemplar a la nueva Jerusalén, con un cielo nuevo y una tierra nueva (Cf. Ap 21,1)



🕆S. José Ramiro Rondón.



Referencias


Biblia de Jerusalén. (2009). 4ta. Edición. Editorial Desclée De Brouwer, S.A. Biblia, España.


Fortea-Cucurull. (2019). Las Leyes del Infierno. Ediciones Fortearius, Alcalá de Henares, España.


Obispo Auxiliar Robert E. Barron. (2000). Serie Catolicismo. Video de Wordon Fire Catholic Ministries y Picture Show Films, U.S.A.


Recomendación: Tener a un lado, la Santa Biblia para la búsqueda o consulta de las muchas citas, que se mencionan o dan en este artículo.


Nota: El presente artículo es el séptimo de una serie, en relación al mal. Esto es, por lo extenso del tema, que aglomera miradas distintas al problema de lo malo.

Los mismos (los artículos, la mayoría) están sujetos al pensamiento de santo de Aquino, quien denota la filosofía/teología oficial de la Iglesia Católica, y por lo tanto su parecer con respecto al tema. Con este episodio, culmina la serie: El Mal.

1 comentário


Membro desconhecido
25 de ago. de 2020

GRANDES BENDICIONES DIOS SAGA DERRADO EN TI SABIDURIA FORTALEZA INTELIGENCIA AMOR PARA CONTINUAR TU MISION HERMOSA

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