Ayudo a mi hijo en sus tareas ¿Cómo lo hago?

Ahora, que la educación, es dirigida a los niños y jóvenes por los padres en sus hogares, se presenta la oportunidad de que la atención de estos (los padres) sea mayor que cuando estaban en la escuela; por lo que deben ayudarles (a los niños y jóvenes), en las labores o tareas que los docentes les envían, por correo electrónico u otro medio digital (Ga 6,9).

Ante ello, algunos padres se ven frustrados ante su ignorancia de un tema u otro, también ven con dificultad acceder a los medios digitales como internet, o ignoran cómo hacerlo, nunca han dado clases de ningún tipo docente, algunos incluso son analfabetas y su paciencia es escasa, cayendo en la ira, y la poca tolerancia (Ef 4,2).

Por consiguiente, el niño/joven se ve en la ardua situación de tener que lidiar de igual con sus padres, que ignoran o que tienen poca paciencia, o que simplemente el trabajo les agobia, no estaban acostumbrados a estar con sus hijos en sus tareas cotidianas y les abruma el exceso de ello; el niño/joven lo nota y se deprime, o se molesta ante la nueva situación (Pr 3,11-12).

También, están las soluciones, y estas son: "¿A quién le decimos que nos haga el trabajo? no hay problema le pagamos". Son muchos los que acceden a esta solución, donde los profesionales de la materia gozan de ingresos adicionales, por la falta de atención posible de estos a sus hijos, o por los recursos ausentes, que ya hemos mencionado. De igual, están los padres, que si dedican tiempo a sus hijos, pero terminan por hacer todo, para no tomarse la tarea de enseñar al niño/joven a investigar, a preguntarse, a desarrollar sus facultades y de esta manera verdaderamente educarse (Rm 8,25).

Entonces, alguien podría preguntarse: ¿Quién tiene la culpa?, quizás alguien podría responder el Covid-19, otros los padres, que nunca prestaron atención a sus hijos, o en una educación donde los maestros, sólo lo que hacen es enviar y enviar si dar alternativas educativas más eficaces, solo trabajos y más trabajos (tareas). Eso, no lo voy a responder, requiere mucho más papel y tinta (Rm12,12).

Lo que si voy a decir, en este escrito, es que debemos llenarnos de especial paciencia, con lo que hoy día se presenta en el hecho educativo (Pr 14,29); debemos llenarnos de amor y pedir sabiduría a Dios, para que todo lo que hagamos, en favor de nuestros hijos sea de gran beneficio para sus vidas, y de esta forma puedan llegar al éxito de vivir en ese mismo amor, paciencia y trabajo, que no diste en una clase, pero que el copio de tu ejemplo (1Co 13,4-5).

Que Dios y la Santísima Virgen Madre de la Iglesia, que hoy celebramos, les inspire en la tarea de ser mejores padres y maestros, en la vida de sus hijos, y de esta manera vivan en la presencia del Señor, todos los días de su vida. Amén (1Ts 5,11).

🕆S. José Ramiro Rondón.