El Mal: Episodio N°3
- José Rondón
- 12 ago 2020
- 5 Min. de lectura
La Corrupción del Mal con Respecto al Bien
El ser busca la perfección, al hacerlo obtiene el bien perfecto, siendo este la simplicidad que ni le sobra ni le falta, el bien metafísico es la vida, el ser es en sí mismo el ser, tras que, con la imperfección, con la no posesión del ser, se obtiene el mal; que es la carencia, donde el impulso a la perfección se ha perdido, para dar paso al mal ontológico. Aristóteles, define al hombre que se acerca a Dios (al motor inmóvil), que es el hombre virtuoso, que alcanza a la contemplación; el concentra el Bien Supremo, que es la perfección. El bien del hombre consiste en una actividad del alma según su virtud.
Decía Sócrates; que quien hace el mal, lo hace por ignorancia del bien, y Platón es coincidente con Sócrates; cuando dice que todas las enseñanzas conducirán al Bien. Ahora bien, Dios es como ya he mencionado, el Ser total, que se le llama Bien; a la simplicidad, el Absoluto; la causa no causada; el Supremo Bien, que ni le sobra ni le falta, posee el Ser en su totalidad. Esto le menciono con el propósito de diferenciar a Dios con lo creado; porque Dios ha creado todo siendo bien, y por ello existe el bien, pero no de manera perfecta. Con lo dicho quiero decir que todo tiene ser, por ejemplo: una mesa tiene ser, aún y cuando no tenga la plenitud del ser, distinta es la condición del hombre, que si puede llegar a la perfección, a la plenitud del ser. De igual forma, en cuanto a lo moral, la mesa no tiene connotación moral, porque la moral está referida al hombre, aquello que ha sido creado libre.

El hombre con la libertad, asume su perfección o imperfección, allí se aloja el bien o el mal moral; pero si el hombre realiza algo malo, este mal moral parte de ese acto, parte de un acto que es propio de la condición humana.
El mal, mientras existe, perjudica y aleja el bien. Pero aquello de lo cual siempre se está quitando algo, llega un momento en que se consume, a no ser que sea infinito lo cual no puede decirse de ningún bien creado. Por lo tanto, el mal consume totalmente el bien. (S. Th. I, q.48, a 4 ob 3. p. 477)
Cabe señalar, que lo referido denota el hecho, de que el mal puede desaparecer en su totalidad al bien. Siendo así, podría caber la posibilidad de que el mal llegue a ser lo único, alcanzando ser, lo supremo. En otras palabras, el bien llegaría a desaparecer, y por lo tanto, el mal se establecería como aquello que es apetecible.
El mal no puede consumir totalmente el bien. Para demostrar esto, hay que tener presente que hay un triple bien. 1) Uno, que se suprime totalmente por el mal. Este es el bien opuesto directamente al mal. Ejemplo: la luz desaparece totalmente por las tinieblas; la vista, por la ceguera. 2) Hay otro bien que no es suprimido totalmente por el mal, ni tampoco disminuido. Este es el bien, sujeto del mal. Ejemplo: la sustancia del aire disminuye por la presencia de las tinieblas. 3) Hay un tercer bien que, ciertamente, disminuye por el mal, pero no se suprime totalmente. Este bien es la capacidad del sujeto para actuar. (S.Th. I, q.48, a 4. p. 477)
En consecuencia, el mal no corrompe totalmente al bien. La razón fundamental es metafísica, el mal es dependiente del bien, del cual es su "huésped". Porque, por todo lo dicho anteriormente, el mal es una privación, no posee naturaleza, no es una cosa, por lo tanto, no tiene posibilidades de subsistir por si mismo. Ahora hay que decir que: "El bien que se opone al mal es suprimido totalmente; pero los otros bienes, como hemos dicho, no son suprimidos totalmente" (S. Th. I, q.48, a 4 ad 1. p. 477). Por lo tanto, esto explica el triple bien mencionado por Tomás de Aquino, el opuesto directamente al mal, y aquellos bienes, que no son suprimidos completamente.

Un ejemplo, para demostrar analógicamente la acción del mal sobre el bien, es imaginar la relación entre el sol y el aire; el sol llega directamente al aire sin problema, pero si se interponen algunas nubes, el sol no podrá realizar esta acción de manera eficaz. Sin embargo, no será posible que el paso de la luz del sol deje totalmente de pasar hacia el aire, solo atenuaría esa acción, no la eliminaría totalmente.
Desde un punto de vista estrictamente filosófico, debe decirse que tanto el sufrimiento como el mal de naturaleza en general tienen su raíz en el carácter naturalmente corruptible del ente físico. Para Tomás, todo ente natural, dada su composición acto-potencial hilemórfica, tiene la posibilidad de no-ser, es decir, de perder su forma o perfección sustancial, y sufrir así la corrupción, así como también puede padecer la acción de otras sustancias físicas. (Echavarría, 2012, p. 539)
Entonces, el sufrimiento como tal; como el mal de naturaleza, se debe a la corrupción del bien, pero que de ninguna manera, como ya se ha explicado, el mal va a corromper totalmente a este. Sin embargo, se tiene la posibilidad de que sucedan, estas imperfecciones, y estas se deben a la propia perfección del universo, puesto que, para que se produzcan los grados de bondad, es necesario que algunos seres fallen, y de hecho algunas veces estos decaerán, para así, obtener los bienes que de ninguna otra manera, se pudieran haber obtenido. Así, el desarrollo de corrupción se encuentra en las cosas, en el bien.

"Esta lo que dice san Agustín en Enchirid: 'El mal no puede consumir totalmente al bien'" (S. Th. I, q.48, a 4 p. 477). Así, queda establecido, como sentencia santo Tomás de Aquino: "El mal no puede consumir totalmente al bien", por las razones ya explicadas anteriormente. De esta manera, se tiene la imposibilidad que el mal, venza al bien, en cuanto a que este lo pueda suprimir completamente.
"El bien en cuanto tal es semejante, sin embargo, en cuanto se relaciona con cosas diversas, no es suprimido totalmente, sino sólo en parte" (De Malo q.2 a.12). El Bien nunca podrá ser eliminado, siempre estará y será, siempre va a permanecer, pues este es, lo existente.
🕆S. José Ramiro Rondón.
Referencias
Tomás de Aquino,. Suma Teológica.
Echavarría, A. (2012). Tomás de Aquino y el Problema del Mal: la vigencia de una perspectiva metafísica. En Anuario Filosófico Departamento de Filosofía Universidad de Navarra, Pamplona España, 44/3, ISSN: 0066-5215.
Nota: El presente artículo es el tercero de una serie, en relación al mal. Esto es, por lo extenso del tema, que aglomera miradas distintas al problema de lo malo.
Los mismos (los artículos, la mayoría) están sujetos al pensamiento de santo de Aquino, quien denota la filosofía oficial de la Iglesia Católica, y por lo tanto su parecer con respecto al tema. El episodio que sigue al presente artículo es: Origen del Mal Metafísico y El Bien como Causa del Mal.
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