El Mal: Episodio N°2
- José Rondón
- 11 ago 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 12 ago 2020
La Presencia del Mal en las Cosas
Puesto que el mal, siempre en lo común es tomado como parte de lo existente, de nuestro quehacer en el mundo, es de lo normal decir, que el mal en efecto es algo, es un ente, y que como todo lo demás, es parte de lo creado. Pero sin duda, esto contradice el hecho de que exista solo un Sumo Bien, es decir, que todas las cosas sean buenas desde el inicio, sin la existencia del mal en el mismo. Por lo tanto, la presencia del mal en las cosas, es una situación difícil de establecer, en cuanto que el mal, nunca estuvo en el bien desde el principio, sino, que este fue producto de una acción posterior a ello.
Ahora bien, (...) fue en el siglo XX que la especulación sobre el mal experimento un impulso nunca antes visto. ¿A qué se debió dicho estímulo? Este se explica por la profunda malignidad a la que el hombre se vio enfrentando (...) en algún punto se produjo un quiebre a partir de algo. (Mayne - Klenner, 2017, p.88)
Esto es debido, al hecho patente del mal en las cosas, de su presencia en la vida del hombre, y de su influencia en la conducta de la humanidad frente a la vida. El mal se hace presente.

"Más aún. Ente y cosa equivalen. Por lo tanto, si el mal es un ente en las cosas, se deduce que el mal es una cosa determinada" (S. Th. I, q.48, a 2 ob 2, p.474). O sea que, determinando que el mal pueda estar en las cosas, eso implica que el mal es una cosa, y al ser una cosa es un ente, por tanto, posee naturaleza. Pero, esto ya se ha esclarecido anteriormente, el mal no tiene naturaleza, es privación en las cosas, es la ausencia de un debido bien en el ser. Entonces, ¿Cómo podría estar en las cosas? Santo Tomás de Aquino de laV Metaphys de Aristóteles señala:
Ente tiene dos sentidos. 1) Uno, en cuanto que indica la entidad de una cosa, (...). En este sentido, ente y cosa son lo mismo. Y también en este sentido ninguna privación es ente (...). 2) En otro sentido, se dice que ente para indicar la verdad de la proposición, que consiste en la composición, cuyo signo es el término es. Este es el ente por el que se responde a la pregunta: ¿Es o no es? En este sentido decimos que la ceguera está en el ojo. Lo mismo que se dice de cualquier privación. En este sentido en el que se dice que el mal es ente. Debido al desconocimiento de dicha distinción, algunos, teniendo presente que algunas cosas son llamadas malas o que el mal se dice que esta en las cosas, creyeron que el mal era una cosa determinada. (S. Th. I, q.48, a 2. ad 2. p.475)
Es decir, que por el hecho claro, de que el mal se presente en algo, como el ejemplo de la ceguera, no quiere decir que este sea un ente, pero es por lo cual se dice que el mal si es un ente, sólo esta allí en el ojo, únicamente es privación del ser. Pero, es fácil caer en la afirmación de lo referido, no obstante, como se afirma en Metaphys, es debido al desconocimiento de dicha distinción, se presenta la posibilidad de lo expuesto. Aunque, se sigue dando la pregunta en relación a lo dicho. El mal ¿está en las cosas?.

Por eso, en algunas cosas la bondad falta de hecho, como es el caso de que pueda suceder en lo corruptible, que pueden perder su ser. (Cf. S. Th. I, q.48, a 2. p.474). "En esto consiste precisamente la razón del mal, esto es, en que algo sea privado del bien. Por lo tanto, es evidente que en las cosas se encuentra el mal, como puede ser la corrupción, pues la misma corrupción es un determinado mal (S. Th. I, q.48, a 2. p.474).
Por consiguiente, el mal está en las cosas, pero con el esclarecimiento, de que no es un ente, es decir, se diferencia el que pueda estar en las cosas, al hecho de que tenga una naturaleza. En el ejemplo, del diente, expuesto en el anterior artículo (El Mal: Episodio N°1). Se puede entender también esta situación, el mal es la caries, pero sólo esta allí, no es una cosa, es una privación, pero si esta en efecto en la cosa.
La perfección del universo (...) requiere, pues, que haya seres que puedan decaer del bien; de ello se sigue que, de hecho, esa caída se producirá algunas veces en tales seres. Porque si está en la naturaleza de las cosas que un acontecimiento pueda suceder, tal acontecimiento ocurrirá (...) por lo cual el mal se encuentra en las cosas. (Maritain, 1994, p. 4)
Ciertamente, el mal sucederá en las cosas, estando en ellas, por lo cual, acusa que se encuentra allí actuando, e indudablemente es lo que se puede evidenciar en el proceso de degradamiento del ser, dando muestra clara de su acto en estas. Esta es la presencia del mal en las cosas.

"La perfección del universo precisa que haya seres en los cuales puede faltar la bondad. Por eso en algunos casos la bondad falta de hecho. En esto consiste el mal en que algo sea privado del bien" (S. Th. I, q.48, a 2. p.474). Con lo dicho por santo Tomás en esta cita, podemos decir, que es necesario que los seres puedan escalar grados de bondad, esto es, encontrar en su esfuerzo por la santidad, las virtudes que le lleven a la perfección; y con lo expuesto lograr esa perfección que el universo requiere. Lograr grados de bondad, es acercarse a la plenitud del ser; y para ello se debe saber cuáles son esas virtudes, que le llevarían a esta perfección; y para saberlo, debe entender la diferencia de lo bueno y lo malo, para de esta manera el mal que le indica esta imperfección; por su voluntad le lleve a sujetarse a lo bueno. Es decir, con lo malo podemos entender lo bueno.
San Agustín dice: "Dios es tan poderoso que del mal puede sacar bien. De hecho, muchos bienes no existirían si Dios no permitiera la 'existencia' de ningún mal. Ejemplo: no habría fuego si no se descompusiera el aire. No se conservaría la vida del León, si no matará al asno. No se alabarían la justicia vindicativa y la paciencia resignada, sino existiera la iniquidad. (S. Th. I, q.48, a 2. p.474)
Hay que entender del anterior párrafo, que no se trata solo del mal moral, que como he dicho trataremos más adelante en otro artículo; esta el mal físico, el mal accidental entre otros; y el Mal Metafísico el cual estamos abordando, y es el origen de todos los males. San Agustín, nos indica claramente, que si Dios no permitiera lo malo, entonces algunas cosas no podrían suceder, como bien da en los ejemplos, pero igual esto se adapta a lo que había dicho anteriormente; siendo, este permitido (el mal), podremos desarrollar los bienes (virtudes) que de otra forma sin el mal no existirían.
El mal no existe, pero puede estar presente en las cosas, y Dios lo permite.
🕆S. José Ramiro Rondón.
Referencias
Mayne, M., Klenner, N. (2017). El Mal en Santo Tomás de Aquino y el Problema de la Responsabilidad Humana. En Intus-Legere Filosofía, (Valparaíso Chile), Vol. II, 2.
Tomás de Aquino,. Suma Teológica.
Maritain, J. (1994). Santo Tomás de Aquino y el Problema del Mal. En Obras Breves de Jacques Maritain, Conferencia dictada en Marquette University, publicada en el capítulo VII del libro "De Berson a Santo Tomás", Milwaukee, EEUU.
Nota: El presente artículo es el segundo de una serie, en relación al mal. Esto es, por lo extenso del tema, que aglomera miradas distintas al problema de lo malo.
Los mismos (los artículos, la mayoría) están sujetos al pensamiento de santo de Aquino, quien denota la filosofía oficial de la Iglesia Católica, y por lo tanto su parecer con respecto al tema. El episodio que sigue al presente artículo es: La Corrupción del Mal con Respecto al Bien.
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